sábado, 11 de julio de 2009

VOLVER A LAS ANDADAS



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S*OL Pereda
Todo valía aquella noche. Después de unos meses de reflexión, de curar heridas infectadas en saña y encontrarse con muchas puertas cerradas, había decidido salir de nuevo a arriesgar entre copas y hombres.
Hacía ya bastante que no veía a sus amigos de siempre. Entre el matrimonio y el trabajo, el tiempo se había dedicado a robarle las pocas cosas que le quedaban en común con ellos. Entró en el primer bar que se encontró, fue abriéndose paso entre la gente e intentando pasar desapercibida. El plan era conocer a cualquier hombre interesante para esa noche y no estaba empezando con buen pie.

Luis Vaquero
Una mirada de las de no fiarse y una presencia impecable acompañaban a aquel cazador, que presto se deslizó a su flanco izquierdo con banales excusas, y que a la segunda copa, insistiendo cordialmente, manifestaba que podían acercarse a una fiesta en casa de unos amigos, que estarían encantados de recibirles.
Una ingente cantidad de invitados de dudoso aspecto, iba y venía por las dependencias de aquella mansión destartalada llena de vasos y botellas por doquier.
En la mesa de una estancia había preparadas rayas para esnifar, en otra, un humo delirante estaba mas presente que la nublada luz, otra con gente muy ligera de ropa ...
Cuando se despertó en aquel sofá en medio de los invitados que aun quedaban y se vio sin sus zapatos, sin falda y sin sus gafas y preguntando por sus pertenencias comprobó como todo el mundo la ignoraba.

Arantza Alada
Intentó incorporarse al tiempo que instintivamente realizaba una valoración de sus sentidos. Si, definitivamente estaba ebria. Quizá había visitado la mesa, o tal vez navegó por el humo...pero su cuerpo, sin lugar a dudas, estaba en pleno motín y poco se sentía capaz de hacer con él.
Cuando logró infundir algo de valor a las piernas se levantó, descubriendo con incipiente desconcierto que no era la única que portaba como exclusivo tejido la piel. El rostro reflejó la alarma que la sacudía, no tanto por lo que había hecho sino por no poder recordarlo. La prueba determinante fueron sus propios efluvios. Escudriño, con la nariz altiva, los vapores ascendentes que emanaban de su cuerpo. Era un aroma inconfundible, meloso y desesperado: Sexo.
Una voz tras ella la sacó del torbellino de revelaciones:
-¡Esto es tuyo!
Al volverse comprendió que el destino había escuchado sus súplicas, aunque de un modo retorcido. Sin duda sus ansias de cambios y retos estaban a punto de saciarse de la manera más feroz.
- ¡Esto es tuyo! - repitió, con unas bragas en la mano, el hombre al que hacía 15 años le dio el " Si quiero".

3 comentarios:

luis ... dijo...

!Que buenas fotos, como me gusta esto!

Marina-Emer dijo...

ya te sigo bonito blog y textos
abrazos
Marina

Unknown dijo...

Te diré. He visto a través de los años muchas variantes de historias con los mismos elementos de ésta, y he presenciado en las mismas finales más contundentes, aún de terror.
Quizás algo de aviso al principio en la falta de armonía conyugal.
Bien redactada, pero insisto, siento que pudo dar más.